Roger de Aurillac

Imaginaos que despertáis de pronto y, con sólo catorce años, estáis al mando de todo un condado. Y que una dama de bellísimos ojos malva viene a pediros justicia. ¿Cómo reaccionaríais? ¿Dónde acudiríais si los jueces a los que habéis encargado el caso no supieran...